Este es un proyecto de vivienda para Fernanda, Emanuel
y sus dos hijos. En ese hogar familiar, la intención principal de diseño fue
evocar distintas atmósferas, en pos de pensar y expresar la experiencia
arquitectónica: la luz, el agua y los aromas son los principales elementos que
rigen la propuesta.
La “Casa Atmósferas”
cuenta con 316 m2, y está emplazada en Malagueño, pueblo cordobés ubicado entre
la ubre y las sierras ganando sus visuales a lo lejos del oeste.
Desde la implantación, se buscó el máximo
aprovechamiento de la luz natural. Así, con la generación de patios internos,
el sol norte de la fachada posterior puede ingresar y recorrer toda vivienda.
La luz solar, y su fluido dinamismo a lo largo del día son, entonces, factores
que influyen en la atmósfera de la arquitectura construida. Esto es, porque condiciona
la vivencia de los usuarios a través de percepciones sobre los volúmenes, los
materiales y los colores.
Al ingresar
en planta baja, nos recibe un hall imponente dado por la cortina vidriada que
abre al patio de luz con espejo de agua que refleja toda su esencia en el área
social de la vivienda conformada por estar-comedor-cocina y galería. Además, el
patio interno exhibe una variedad de plantas. Ellas aportan a la atmósfera sus
aromas y colores, cambiantes según la estación del año.
La
serenidad, la grandiosidad, la sostenibilidad y la belleza de la totalidad, se
vinculan a través del agua del patio principal de la vivienda y su relente
movimiento. El espejo de agua se presenta como elemento de interés estético,
creando situaciones espaciales con atmósferas cambiantes, influidas por los
efectos de la luz incidiendo sobre la superficie del agua en movimiento, su
fluidez y su sonido. Por demás de ello, contribuye a mejorar, en gran medida,
los parámetros de confort térmico, comportándose como regulador ambiental.
En planta
alta se desarrolla el área privada nocturna de la residencia, con un escritorio
abierto a la doble altura del estar y patio principal, dos dormitorios con un
baño para servirlos, y, por último, elemento que corona la fachada principal sur,
el dormitorio principal con baño privado y vestidor. Éste es una caja de
metálica negra construida por vía seca, que vuela tres metros por sobre la
planta baja conformando el garaje.
La decisión
de trabajar mixturando la arquitectura tradicional con la vía seca se da
principalmente por esta característica plástica de la vivienda que se replica,
en menor medida su voladizo, en la caja de dormitorios que abre a la fachada
posterior, siendo de madera.
La
construcción por vía húmeda/tradicional parte de una forma de entender el
proyecto como construcción de volúmenes huecos que dependen de materiales
aglomerados y apilados, como el ladrillo y el hormigón (estructural y a la
vista). Su gran difusión se debe al recurso material en la región, su producción
y mano de obra.
Por su parte,
en el montaje en seco, la madera y el metal cumplen dos funciones, en el
sentido estructural y de revestimiento.
Así, a través de un montaje con reducidos tiempos de obra, es posible
acentuar el aspecto compositivo y estético.
Debido a la
decisión de combinar la construcción por vía húmeda y seca, la vivienda adopta
el estilo industrial que la caracteriza. Los extensos y luminosos ambientes
enfatizan los materiales constructivos a la vista, y contienen, en su interior,
el juego originado entre los destellos de luz y el suave movimiento del agua.
Esta vivienda presenta contraposiciones en su
materialidad, enfrentando la calidez del ladrillo y de la madera con la
frialdad del metal, y del hormigón teñido de negro.
En nuestro afán de despertar los sentidos
armónicamente, la elección de los materiales mencionados tiene, como uno de sus
objetivos, generar una serie de percepciones, sensaciones y emociones únicas.
En primer lugar, la madera, nos remite a la naturaleza, fomenta la tranquilidad
y la relajación. Además, posibilita numerosas combinaciones junto a otros
elementos.
En cuanto al ladrillo, en su disposición ordenada y
modular, provee un sentido del orden y de la estabilidad. En lo que respecta al
hormigón negro, éste aporta una gran dosis de sobriedad, además de un pasivo
toque de abstracción, evocando a la monotonía de la calma. Por último, el
metal, y su singular forma de reflejar el entorno, brinda una sofisticada
sensación de serenidad y equilibrio.
En resumen,
“Casa Atmósferas” es una moderna y particular vivienda en la que luz, agua y
aromas (elementos paisajísticos pilares de la creación de atmósferas
arquitectónicas) brindan una experiencia con significados muy profundos…